jueves, mayo 25, 2006

El Ermitaño

Entre los místicos bosques oscuros y encantados vívía un hombre silencio, de paso ligero y una increible habilidad en el sentido auditivo.
Desde hace más de cuatro décadas se había convertido en una leyenda entre los pueblerinos, los cuales por temor jamás atravesaban el bosque pensando que aquel hombre los podría atacar; lo llamaban El Ermitaño. Al pasar el tiempo muchos mitos se fueron formando alrededor de él, tales como que su rostro era deforme o que ni siquiera tenía alma, pero nada era comprobado y nunca nadie lo había visto en realidad.
Una noche tormentosa de Julio el bosque pareció estar poseído por algún tipo de ser superior, los árboles se meneaban con furia, mientras el viento reproducía un sonido escalofríante y el cielo parecía oscurecerse en las tinieblas. Las madres corrieron a esconderse en sus cabañas con los hijos, mientras los hombres guardaban cada pertenecia valiosa en los sótanos de sus hogares, a duras penas ya que eran inestabilizados por las fuertes ráfagas.
Luego de un rato el pueblo se silenció, escuchándose sólo el calmo sonido armónico de la lluvia, cuando de repente se sintió un rudio de batalla, como si hubiera una fuerte disputa entre dos bestias desgarrándose hasta morir.
Entre los jóvenes del pueblo se encontraba Alicia, una damisela de unos aproximados 18 años de edad, la que solía pasarse horas y horas en silencio contemplando aquel bosque a lo lejos y esperando alguna señal de aquel misterioso hombre el cuál le producía plena confianza a pesar de no conocerlo. Aquella noche al escuchar esos horribles ruidos, Alicia salió rápidamente de su casa como si algo la llamara pidiendo ayuda, en tanto que su padre corrió detrás de ella pero sin lograr alcanzarla. Los demás habitantes, temorosos de algún hecho peligroso, sin salir de sus casas comenzaron a observar desde las ventanas sin enteder lo que sucedía, mientras se escuchaban los gritos del padre de Alicia a lo lejos el que decía una y otra vez: ¡No vayas al bosque! ¡No vayas al bosque hija mía!, pero ella hacía oídos sordos a las advertencias de su padre... algo más fuerte la atraía a aquel refugio de la naturaleza.
Ya en el interior del bosque comenzó buscar algo, pero no sabía qué... empezó a caminar con desesperación cuando de repente a lo lejos en un tronco vio una silueta de un hombre sentado, llevaba puesta una túnica con capucha muy parecido a la de los franciscanos y a los pies tenía un arco el que tenia una flecha entre puesta completamente ensangrentada.; La joven se quedó inmóvil como si un escalofrío recorriera todo su cuerpo, pero igual así no se quedó callada y sólo reaccionó con su tímida voz a decirle una sola palabra:
- ¿Ermitaño?.
Al comienzo no hubo reacción, pero luego aquel hombre giró su rostro hacía Alicia, sin sacarse la capucha y mirandola fijamente a los ojos, le respondió:
-Veo que aún me siguen llamando así... a pesar de que no siempre he sido el mismo, mi forma, mi alma, mi mente han cambiado y aún así no se han dado cuenta- La joven no reaccionaba a responder nada, la verdad no entendía que estaba haciendo ahí ni quién era aquel hombre que le hablaba- Las personas suele cergarse por el temor a lo desconocido, y no ven que lo desconcido trae buenos tiempos... tiempos de renovación.
Hemos sido muchos los que hemos pasado por aquí, los que hemos ocupado el lugar de "Guardias del bosque", tú y tu gente nos temen... pero nosotros los protegemos; acabo de evitar una muerte masiva con este arco y flecha que me acompañan hace años ¿Tú crees que los pueblerinos me creerían?, No. Por eso reaccionamos en silencio, sigilosos en el mundo, atentos a las vicisitudes de la vida y la naturaleza. Ahora tienes la opción de propagar la buena nueva o mantener el secreto de los guardias, queda a tu elección, lo único que puedo decir es que mientras nosotros estemos aquí no le deberán temer a nada, por que siempre los protegeremos.
Luego de eso, el ermitaño se fue en silencio, despareciendo entre las sombras de aquel oscuro bosque. Alicia entendía todo, ahora sabía por que tal seguridad en ella desde que tenía memoria. Volvió calma al pueblo, donde al llegar su padre la abrazó con lágrimas en los ojos.
- Mi niña, pensé que no volverías, creí que el ermitaño no te iba a dejar libre.- Alicia lo miró con molestia y luego respondió cortante y serena.
- La apariencias pueden engañar, el silencio del bosque oculta cosas más mágicas y buenas de la que nosotros pensamos, sólo que no todos están preparados para verlas... es preferible quedarnos aquí, cerrar los ojos y dejándonos cuidar por nuestros propios guardianes de la vida.
Y en silencio se fue a su hogar, guardando aquel secreto hasta su lecho de muerte.



4Prestidigitador/es:

Letras de... Anonymous Anónimo said...

wow!

pa' dentro!!
q qieres q t diga


hermoso txt q hace pensar n lo q creiamos conocer peroq habiamos olvidado


[[Midoriko san]]

26/5/06 3:16 p. m.  
Letras de... Anonymous Anónimo said...

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28/6/06 3:26 a. m.  
Letras de... Anonymous Anónimo said...

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18/7/06 2:01 a. m.  
Letras de... Anonymous Anónimo said...

(comienzo a escribir)
He guardado silencio pues las palabras harian sosobrar los hechos, ahora bien, la sabiduria es de aquellos que la buscan y la piden, que no temen la penumbra que hay en aquel cuarto lleno de libros, polvo y espectros. "Cuidado" rotula a un lado del umbral, solo ha sido una marca que ha dejado un hombre que a temido pasar. El viento sopla desde adentro, como boca de lobo acechando, atento. El aire es añejo y si te acercas alguien te sujetara del hombro. Safarse de la cordura impuesta es una tarea dificil, pero librarse del misterio que seda el deseso, es casi imposible. Para esto ultimo se han levantado misivas que apoyan los sobredichos de aquella misteriosa puerta.
(termino de escribir)

16/1/07 1:39 a. m.  

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