Confesiones al silencio

Aquí me tienes, frente a ti ... Estoy un poco nerviosa y no sé como comenzar, como si fuera la primera vez que te hablara; algunos piensan que estoy loca por estar aquí pero fui una estúpida y jamás me atreví a decirtelo en el pasado.
Mis palabras fueron consumidas por las lágrimas las mil veces que te vi y no me atreví a mencionarte lo que me pasaba, como si todo lo que había planeado hace semanas y traspasado en mil hojas ahora rasgadas por la pena, se hubieran borrado en ese instante.
Las esperanzas se mantuvieron un largo tiempo en mí, esperando que aquellos gestos amistosos algún día se convirtieran en dulces caricias, pero me di cuenta que tus pensamientos iban para otros horizontes. Tú corazón se consumía poco a poco en la distancia; en silencio te observaba nostálgica mientras mencionabas con alegría palabras para alguien que era tu ideal, lo que producía que el dolor creciera día a día en mi corazón. Me silencié, creí que lo mejor era callar en ese momento, ¿Para qué confesar algo, que para ti no iba a ser importante?, tenía manifiesto que tus sentimientos no eran los mismos que los míos hacia ti.
Cada vez que te veía, que te escuchaba, que leía tus palabras me parecías perfecto, el hombre ideal al que jamás podría haber imaginado, esa capacidad de ver el mundo con otros ojos me hacían pensar que no había nadie como tú. Comencé a sentir temor de no encontrar a alguien que llenara mis expectativas como lo hacía tu persona, mi alrededor me enfatizaba que te olvidara, que no valía la pena sufrir por alguien que no se lo merecía, ya que en algún momento tu actitud hacía mí fue horrible, recuerdo que me sentí muy mal; pero a pesar de eso mis sentimientos eran cada vez más fuertes.
Intenté de que ese cariño se convirtiera en rabia, me dije mil veces: "No lloraré por alguien que no llora por mí", pero apenas el silencio invadía mi ser, tú te venías a mi mente. Me sentía sonámbula en el mundo; intentaba buscar distracción, pero nada me conformaba.
El tiempo ya había pasado con creces e igual seguías ahí, una imagen patente en mi corazón; la primera vez que decidí en decirte todo esto me armé de valor y fui hacía donde estaba tú, pero me miraste sin tomarme mayor atención y te fuiste, después de eso lloré toda la noche, estaba sufriendo, me estaba ahogando en una pena horrible, maldecí mil veces al amor y juré que te olvidaría.
Pasaron los meses y no te hablé más, por tu parte sólo me observabas a lo lejos y no decías nada, eso me hacía creer que yo no era nada para ti; dejé que el tiempo siguiera pasando, hasta que un día algo me incitó a decirte lo que me sucedía. Esa mañana me levanté muy segura de mí, lista para decirte lo que pasaba, pero todo cambió por una llamada de teléfono... Cada vez que me acuerdo el alma se me destruye, como si en la mente me retumbara una y otra vez lo que mis oídos escuhcaron ese tormentoso día: "Esteban murió en un accidente".
Desde ese día juré que jamás te olvidaría, que serías parte de mí para siempre, que vendría a visitarte cada día, y con lágrimas en mis ojos confesarte todo lo que jamás me atreví a decirte a la cara, resumiendo en una sencilla frase: "Tú siempre serás lo que yo esperé en la vida y por eso te amo, aunque sea en silencio"...