"Dulce Opio"

La oscuridad de la noche invade mi mente, ahoga mis pensamientos y no los deja salir de aquí; necesito algo que me permita olvidar todo lo que produce heridas. Sentado en un rincón de esta habitación observo las siluetas de lo inerte que me rodea y recuerdo aquellos días de placer, donde mi cerebro recorría otras galaxias... todo aquel alivio provenía de ese humo que brotaba del opio, bendito remedio de angustias.
Parecía otro cuando inhalaba aquella sustancia que me permitía volar, que sanaba mis heridas que no dejaban de sangrar ... ¿Es malo querer volar? ¿Hay pecado en querer sanarse? ... No le quise hacer daño a nadie por mi dulce placer, al contrario, intentaba apartarme del mundo cuando quería encontrarme con él.
Noches de locura, infinitas confesiones, largas esperas por tu encuentro; recuerdo la primera vez que me dejé envolver por tu mundo, me sentía como un niño cuando por primera vez prueba un caramelo, me parecías extraño pero luego tome el gusto y no te podía dejar.
Mi querido compañero de angustias, por ti podía sentirme pleno en un lugar que odiaba, decir cosas que en la cotidianeidad callaba por temor, ver más allá de lo que mis simples ojos humanos podían presenciar, las penas las convertías en alegrías, me hacías olvidar lo que deseaba borrar de mis pensamientos.
Al comienzo eras mi mejor aliado hasta que de a poco comenzaste a pavimentar mi camino de excesos... esas visiones se empezaron a tranformar en locuras, esa alegría se volvió en euforia incontrolables, esas palabras se tranfomaron en dagas hirientes... cada vez que intentaba correr de ti, volvías con tu táctica de conquista, haciéndome cae una y otra vez... los recuerdos se comenzaron a tornar vagos y confusos, todos se alejaban de mí y no entendía por qué, hasta que un día desperté en un cuarto postrado en una cama lleno de tubos y jeringas; mi cuerpo se sentía pesado como una piedra, mi corazón latía cada vez más lento, la visión se tornaba opaca, la respiración era agobiante y tibia. A mi alrededor se escuchaban mil voces diferentes, las cuales no lograba diferenciar, pero una de ellas me hizo prestar atención, la que dijo algo que hasta hoy recuerdo: "Fue vencido por su propio vicio"; en ese instante me aferré a la vida como pude, me di cuenta que lo estaba perdiendo todo y lo único que me quedaba era luchar por mí mismo.

Ahora sentado en silencio entre las sombras de mi habitación, me doy cuenta de lo que era y lo que soy ahora, al quere volver a ti me di un golpe de conciencia, viendo que yo mismo me busqué este destino.
Solo estaré, ahogado en mis propios cuestionamientos, conversando con mi propia sombra y mis recuerdos, pero libre por fin de ti, dándome cuenta que puedo vivir sin tu presencia; te creí mi amigo, pero eras mi peor enemigo... desde hoy te vuelves cenizas en mi cerebro, humo en el viento mi dulce y maldita Flor de Opio.

Imagen de Mark Renton (Trainspotting- 1996)