Pequeño circo ambulante

Ese es mi mundo ideal, un sitio lleno de colores y vidas totalmente opuestas a la normal.
Pequeño circo ambulante llamo a aquella utopía que se ha ido formado en mi mente desde que tengo conciencia de la realidad que me circunda y que no me llena del todo.
Con carpa o sin ella, donde sea que vaya, sé que siempre me llenará de alegría y conoceré a personas nuevas, que tal vez nunca más volveré a ver en mi vida, pero que marcaron huella en el camino errante que voy forjando.
Gente que viene y que va, lágrimas que caen y desaparecen, noches que son días y días que son noches, es lo que se puede ver en el pequeño ambulante.
La función siempre está abierta para todo aquel que quiera presenciarla, pero como todo en la vida, ha recibido pifias y rechazos, los que ha pesar de decaer al artista, con el tiempo lo hace más fuerte.
Digno de circo, la variedad es la principal atracción; a veces se puede ver una obra dramática de amor, otras, una rutina de payasos llenos de felicidad, y así un sin fin de jornadas llenas de melodías circenses y colores llamativos. Pero la función principal es aquella que se titula "Freak show"; ahí es donde podrán ver la diversidad más grande de todas, donde cada artista ha llegado por voluntad propia y los cuales tienen su peculiaridad y su toque freak, siendo así cada uno de ellos parte del plato fuerte... ¡ah! y como no, ahí está la animadora de todo el show.
Aquella mente bastante particular, la que saca ideas como mago conejos de su sombrero; le dicen "la mujer de las mil personalidades": bunbury, Annabel Lee, payasa, pequeña, por nombrar algunas.
Sueña con algún día viajar por el mundo dejando de lado el sedentarismo. Irse sin nada más que su cuaderno, un lápiz, música y su mochila llena de expectativas, aquellas que aún siguen guardadas en un baúl acumulado de sueños ambulantes durante años, y los que serán cumplidos mientras siga guiándose por las ilusiones.
En pocas palabras, mi mundo es un circo que en un futuro llevaré a nuevas realidades, y yo soy la animadora de aquella pequeña gran función... mi pequeño circo ambulante.

Constanza bunbury