jueves, marzo 22, 2007

Elegía III: Pánico (humano)

Intenta correr, arrancar de ti
Y que el tiempo te vuelva polvo,
Pero reapareces en sus peores pesadillas,
Siendo el protagonista de sus historias de terror.

Eres el karma de su caos,
El que dio por sepultado hace pasadas épocas,
Pero te vuelves inmortal
Gracias al alimento de su pavor.

Malgastó sus fuerzas
Al intentar volverte un personaje mítico de leyenda,
En cambio, consiguió que fueras
El Judas de su dramática obra sin final.


Constanza bunbury

martes, marzo 06, 2007

Cuando la Luna se separó del Sol...

Al cantar el gallo, un día el Sol salió radiante para su novia la Luna,
que- desde entonces- eternamente lo amo.
Lobos y pájaros entonaban al unísono el himno de la unión,
mientras flores y enredaderas se lazaban
adornando el futuro hogar de la Luna y el Sol.
La madre tierra convocó al mundo entero a dicha celebración,
la alianza venera de gracia y precedentes.
Cuando la bella dama de radiante blanco se encaminaba al himeneo,
una desconocida oscuridad llegó,
sentenciándolos para siempre a la desdicha del desamor.
A partir de fatal desenlace, cada uno su tortuoso destino siguió:
La Luna se refugió en un sitio lúgubre y frío que noche bautizó.
El Sol no volvió nunca más a brillar igual, y el día en su madriguera se convirtió.
Desde entonces, el mundo en dos se dividió:
La luna se volvió la madre de los desolados y silenciosos;
buscadores de tesoros en la nocturna obscuridad
y el Sol el padre de la realidad;
refugia a todos por igual, intentándoles el diurno horizonte indicar.
Ambos se aman y recuerdan silentes,
encontrándose secretamente en un eclipse estelar,
mientras lobos y pájaros rememoran eternamente
... cuando la Luna se separó del Sol.


Constanza bunbury